"Nuestro
camino está forjado por las decisiones que tomamos, y para poder volar,
a veces, hay que dejar lo que más se ama atrás. No alimentar la ilusión
de lo que nunca va cambiar, doblar el dolor en los pliegues necesarios,
quizás como un pequeño gran barco blanco que se deslice tímido en las
avenidas lluviosas de este Santiago, que podría ser Budapest, Buenos
aires, La paz o Montevideo. Para el caso no importa la ciudad, sólo el
latir que indica que estamos vivos, que algo hay aquí o allá. Aunque ya
no me acompañen dulces melodías, ni guitarras... Soy la forjadora de mi
propia música, olorosa, colorida y lenta. Risueña, tímida y pequeña.
Mi
historia aun se sigue escribiendo..." Ivy.
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